Sonrisa - Sereg Luin

Hoy me he vendido a una sonrisa, confieso que no es la primera vez que lo hago, poco a poco se ha ido transformando en una obseción en mi, algo que simplemente me supera, robandome emociones que a ratos pretendo ocultar.

Pero no es cualquier sonrisa la que sutilmente me seduse, la que me obliga a recurrir a todo por tenerla, por mirarla, oirla, sentirla, besarla. La sonrisa de la que hablo es definitivamente fuera de lo normal, traspasa facilmente los limites de lo excepcional. Es de aquella que siembra sueños, abriga corazones y alimenta el alma, con la que quisieras todos los días despertar.

Hoy me he vendido a una sonrisa, confieso que no es la primera vez que lo hago, he pagado distintos precios por poderla disfrutar. Me ha costado en algunas ocasiones, vendiendo obligaciones, hipotecando tiempo o intercambiando felicidad. Esta vez el trato no estubo mal, solo un par de preocupaciones y una frustración que arrastraba a lo lejos, faciles de dejar atrás. La guardé en el bolsillo, al lado de unas lágrimas que gusto conservar.

Debo aclarar que no soy compulsivo, no suelo venderme con facilidad. Una vez lo hice por un suspiro, un par de veces por humildad. Una mañana fue por lágrimas, esas que gusto conservar. Siempre he sido riguroso con respecto de lo que debo entregar. Pero esta sonrisa me resulta irresistible, imposible de evitar. No me juzgues por venderme, quizás algun día te llegue a pasar. Si tan solo pudieras oirla, venderías todo por volverla a escuchar.

Si pudiera definirla en una palabra, esa palabra sería fenomenal, contendría todo lo que ahora existe y todo lo que se está por inventar, contendría al cielo, las aves, la brisa del mar, contendría flores, aromas, sueños, tus ojos, mis ojos, primavera al despertar. Contendría las lágrimas que gusto conservar, provocadas por la misma sonrisa de aquella mañana de felicidad. Si pudiera definirla en una palabra, esa palabra sería más inmensa que el amar.

Hoy me he vendido a una sonrisa y mañana será igual. De sonrisas y lágrimas se compone el alma. Lo recomiendo; escuchar la sonrisa de tu hijo al despertar, son las mejores lágrimas que he querido conservar.

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